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Según información remitida por la Fédération des Enterprises de la Beauté (Febea), homóloga francesa de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), el pasado 4 de noviembre la Gendarmería Nacional organizó una intervención simultánea en 27 puntos de venta (tiendas o corners) de la empresa Equivalenza en Francia.
La patronal francesa denunció ante la justicia francesa la utilización, por parte de esta cadena de tiendas de reciente implantación en Francia, de un método ilegal de venta de perfumes basado en el uso de “tablas de equivalencia”. A través de esta práctica se vende un perfume identificado, en ocasiones solo por un número, que se presenta como el equivalente de un perfume de una marca conocida, explican desde Stanpa. Analizados los hechos, las autoridades francesas han actuado con firmeza ante un modelo de negocio basado en el parasitismo de marca.
En España también ha habido actuaciones similares contra la práctica de venta de perfume utilizando la reputación de las marcas renombradas. “En el mes de enero de este año, los tribunales condenaron a esta misma enseña por infracción de marca y competencia desleal, no sólo imponiéndole una indemnización, sino obligándole además a cesar y abstenerse en el futuro de llevar a cabo cualquier acto de comercialización, ofrecimiento, publicidad o promoción de sus perfumes de equivalencia haciendo uso de las marcas registradas y a abstenerse de suministrar a sus franquiciados cualquier tipo de material en el que se haga uso de otras marcas”, apuntan desde Stanpa.
En junio, una nueva sentencia confirmó que utilizar las marcas ajenas es ilegal, ratificando en todos sus términos la infracción de marca producida y calificando la conducta de competencia desleal, obligando a dejar de utilizar las marcas renombradas en el proceso de venta de otros perfumes que pretenden imitarlos.
Según explica la directora general de Stanpa, Val Díez, “el sector está muy preocupado por la rápida extensión, a través de un modelo de franquicias, de un fenómeno claramente parasitario, en el que se implica a personas que, en su proceso de búsqueda de empleo, pueden aceptar un modelo de negocio que contiene indicios de prácticas ilegales, motivo de la intervención en Francia”. Y añade que “no se puede amparar la creación de empleo sobre una práctica ilegal. No se puede basar el éxito propio en aprovecharse de la reputación ajena”.
Asimismo, Díez aclara que “el sector cosmético es altamente competitivo y democrático, existen enseñas de todo tipo, con productos en un amplio rango de precios. Cualquier nuevo competidor tiene su espacio siempre que lo haga de forma leal y respetando la legislación”.