Cosmética

Lush lidera la "revolución cosmética" para salvar el planeta

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Con presencia en 48 países del mundo a través de 923 puntos de venta -15 de los cuales se encuentran en España-, la marca británica de cosmética fresca hecha a mano Lush continúa su camino liderando la “revolución cosmética” para salvar el planeta apostando por ofrecer a sus clientes, tanto en tienda como a través del canal online, un servicio personalizado y una experiencia única y respetuosa con el entorno.

Lush es una marca británica de cosmética fresca hecha a mano con alma activista cuyo propósito es liderar una revolución cosmética para salvar el planeta. “Trabajamos directamente con pequeños productores, colectivos y grupos que tienen un impacto positivo en su comunidad y en el medio ambiente. Creamos productos efectivos que cubran todas las necesidades, utilizando ingredientes naturales y respetuosos con el entorno, ayudando a nuestros clientes a cuidarse mientras cuidan del planeta. Creemos que además la sostenibilidad no es suficiente, que hay que ir más allá apostando por la regeneración, queremos aportar más de lo que cogemos y ayudar a restaurar los ecosistemas para así intentar hacer del mundo un sitio mejor”, asegura Gloria Pavía, PR Manager de Lush.

Apuesta por la cosmética sólida

“La postura de nuestros fundadores desde siempre ha sido que el mejor envase es aquel que no se produce, por eso llevamos apostando por la cosmética sólida desde hace décadas”, indica Pavía, añadiendo que fue Mo Constantine, cofundadora de Lush, quien inventó en 1987 el champú sólido.

En la actualidad, el 65% de los productos de Lush son sólidos. “Para nosotros no es una tendencia o una estrategia de marketing, sino una realidad desde hace muchos años. Es parte de nuestra revolución cosmética para salvar el planeta porque somos muy conscientes de que se nos acaba el tiempo”, explica Pavía.

La prueba de que la mejor alternativa para el planeta es prescindir del envase es precisamente el impacto que esto supone. Por ejemplo, en los últimos 14 años Lush ha vendido 47 millones de unidades de champús sólidos, lo que ha permitido que 141 millones de botellas de plástico no hayan tenido que fabricarse, el ahorro de 3.400 toneladas de plástico al planeta y la reducción drástica de la huella de carbono ya que un camión lleno de pastillas de champú sólido equivale a los mismos lavados que 15 camiones de producto líquido, según Pavía.
En las ocasiones en las que Lush sí tiene que usar envases, estos siempre son reciclados y reciclables. Sus botes negros están hechos de polipropileno 100% reciclado que además forman parte de un proceso de reciclaje ya que todos los botes negros que regresan a las tiendas, se envían de vuelta al Green Hub, que es el centro de reciclaje de las fábricas de Lush. Allí se desmenuzan en pequeños trozos, se funden y se vuelven a convertir en nuevos botes negros listos para ser reutilizados.

Cosmética fresca hecha a mano

A la hora de crear nuevos productos cosméticos, en Lush tienen en cuenta los ingredientes que utilizan, el suministro ético, las pruebas en humanos (nunca en animales) y el impacto medioambiental. En palabras de Rowena Bird, cofundadora, inventora y directora de Compras de la marca, “en Lush nos enorgullece comprar los ingredientes directamente a la fuente. Cuando compras en Lush no solo obtienes un producto efectivo, sino que ayudas a agricultores y productores de todo el mundo que apoyan el medio ambiente”.

El hand made es otro de los puntos fuertes de su cosmética y, tal y como apunta Pavía, “estamos tan orgullosos de ello que añadimos pegatinas en nuestros productos que muestran a los clientes quién los hizo, cuándo se hicieron, cuándo caducan e incluyen la cara de la persona real que los hizo”.

La lucha en contra del testado en animales, parte del ADN de Lush

La lucha en contra del testado en animales es parte del ADN de Lush, “antes incluso de que se fundara la compañía en 1995, ya que sus fundadores llevan luchando contra esta práctica desde la década de los 70”, explica Gloria Pavía, PR Manager de Lush. Por su parte, Hilary Jones, Directora Ética de Lush, apunta que “nosotros hacemos productos de belleza divertidos, pensados para relajarnos y mimarnos y eso no sería posible si fuesen testados en animales. Tampoco creemos que las pruebas con animales sean una ciencia exacta ya que los conejos, las ratas o los conejillos de indias son muy diferentes a los seres humanos, por lo que estos testados nunca podrán predecir con certeza cómo un producto de belleza va a reaccionar en nuestra piel”.

Asimismo, Pavía añade que “con nuestro mensaje ‘Fighting Animal Testing’ (Luchando en contra del testado en animales) queremos transmitir que es una lucha activa y que queremos acelerar el fin de esta práctica todavía vigente, por eso en 2012 lanzamos el premio Lush Prize, gestionado de forma conjunta por Lush y la Asociación Ethical Consumer Research, y con el objetivo de premiar a científicos, activistas y grupos de presión que luchan por acabar con la crueldad animal en los laboratorios. Se trata del mayor premio bienal del sector con una dotación de 250.000 libras esterlinas en cada edición. Desde su lanzamiento en 2012 ha otorgado 2,8 millones de euros a 120 ganadores de 28 países”.

Alma activista

Lush utiliza sus plataformas y las tiendas físicas para dar voz y visibilidad a campañas éticas a nivel global y local y a asociaciones pequeñas “que de otra forma no podrían llegar a tanta gente y que luchan por temas que nos preocupan”, asegura Pavía. El compromiso de la marca también se refleja en otras iniciativas como su crema solidaria, el Charity Pot, cuyas ventas íntegras (salvo el IVA) se destinan a organizaciones benéficas y campañas que trabajan en las áreas de protección animal, defensa de los derechos humanos y conservación del medio ambiente; Re:Fund o el Fondo Regenerativo, con el que defienden las prácticas regenerativas de todo el mundo y que se centra en la financiación de tres áreas conectadas entre sí: los proyectos de vida animal, a través de la recuperación y la conservación; la tierra y el medio ambiente, que se regeneran a través de proyectos de permacultura y agroecología; y el trabajo de apoyo a las personas, financiando proyectos que responden a las necesidades de los desplazados y a los que se enfrentan a situaciones de riesgo; el premio bianual Lush Spring Prize –integrado dentro de Re:Fund–, con una dotación de 200.000 libras para reconocer y apoyar los distintos proyectos de regeneración que se están llevando a cabo en todo el mundo.

Para leer el reportaje completo, puede consultar el número 124 de BEAUTYPROF.

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NÚMERO 139 // 2023

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