Eau de néroli doré y Eau de rhubarbe écarlate
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Hermès firma dos nuevas Colognes

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Las Colognes Hermès siempre cuentan un diálogo, un juego entre un ingrediente y un color. Ahora, la familia de las Colognes se amplía, y su historia se enriquece con dos nuevas creaciones, Eau de néroli doré y Eau de rhubarbe écarlate, de la mano de Jean-Claude Ellena y Christine Nagel, respectivamente

Eau de néroli doré

En Hermès, la libertad es uno de los elementos que sirven de fermento a la creación. Cuando la casa eligió a Jean-Claude Ellena como nariz en 2004, introdujo un espíritu libre al que le gusta contar historias. La colonia, esa mezcla de aceites esenciales y alcohol casi puro, esa estructura sencilla y franca en la que dominan los cítricos, es para un perfumista un ejercicio de estilo. La colonia proporciona a quienes se perfuman un placer inmediato, intenso e íntimo; y su uso parte también de un deseo espontáneo de compartir, común a todas las edades.

Con Eau de néroli doré, su quinta creación en la familia de las Colognes de Hermès, Jean-Claude Ellena cede la palabra a los ingredientes y a un recuerdo de su juventud cerca del Mediterráneo. El neroli es la esencia extraída del azahar y debe su nombre a una princesa italiana del siglo XVII, la princesa de Nerolia, que lo usaba para perfumar sus guantes.

“Cuando empecé en el oficio de perfumista aprendí a destilar las materias primas, entre ellas el azahar. Al trabajar con los alambiques uno se sumerge en el olor, se impregna de ese olor, se convierte en ese olor. Todo mi ser olía ese azahar. Para recobrar esa sensación, y dado que por lo general se emplea muy poco neroli en los perfumes, yo lo he puesto aquí en abundancia, como a mí me gusta, como nunca”, explica el perfumista. Además, para rendir homenaje a su querido mar Mediterráneo, a su historia, su sol y sus especias, ha realzado con azafrán este neroli dorado.

Eau de rhubarbe écarlate

Para Christine Nagel, creadora de perfumes de la casa, imaginar o llevar un perfume equivale a “tocar lo impalpable con un gesto íntimo, a dejar huellas que no engañan”. Con Eau de rhubarbe écarlate ha creado una frescura inédita y audaz, más vegetal que cítrica. Tiene más textura, es más marcada y la nueva sensación que ofrece reaviva el recuerdo de aspirar en el huerto el olor de una penca de ruibarbo justo antes de recogerla.

Según afirma Christine Nagel, “cuando se trabaja con pencas de ruibarbo, cuando se repiten gestos sencillos y ancestrales, se produce un estallido de olor. Siempre me gustó la dualidad del ruibarbo. Y es una dualidad por partida doble, porque es visual y olfativa. Su color verde se metamorfosea en rojo. De acidulado y crujiente, su olor pasa a ser suave y aterciopelado”.

Igual que un pintor o un escultor insiste en el detalle de un objeto para magnificarlo, Christine Nagel ha escogido amplificar ciertos rasgos olfativos. El ruibarbo que ha buscado para Eau de rhubarbe écarlate es carnal y sutil, y lo ha sublimado hasta hacerlo oler como un elegante almizcle blanco.

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NÚMERO 139 // 2023

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